Principales Tipos de Riesgos Financieros y Cómo Gestionarlos
Antes de buscar técnicas para evaluar y mitigar el riesgo, es importante que el analista conozca qué es riesgo financiero y cuáles son sus manifestaciones prácticas.
El riesgo financiero puede entenderse como la probabilidad de tener un resultado negativo e inesperado debido a los movimientos del mercado.
Estos riesgos pueden provocarse por una mala administración de los flujos de caja o por los riesgos relacionados con ingresos por debajo de lo esperado.
Hay diferentes causas por las cuales pueden suceder:
- Administración inadecuada.
- Endeudamiento elevado.
- Variaciones de cambio o en las tasas de interés.
- Operaciones de mercado o inversiones con alto grado de inseguridad.
- Falta de información para tomar decisiones.
Existen principalmente 4 tipos de riesgos financieros: riesgo de mercado, riesgo de crédito o crediticio, riesgo de liquidez, riesgo legal y riesgo operacional.
Si quieres conocer un marco para gestionar o identificar el riesgo en tu organización, te invitamos a conocer COSO, una visión 360° para gestionar el riesgo.
Veamos cada uno de estos 4 riesgos financieros en detalle:
1. Riesgo de mercado
Entre las clases de riesgos financieros, uno de los más importantes es el riesgo de mercado. Este tipo de riesgo tiene un alcance muy amplio, ya que aparece debido a la dinámica de la oferta y la demanda.
El riesgo de mercado se origina en gran parte por las incertidumbres económicas, lo cual puede impactar en el rendimiento de todas las empresas y no de una sola en particular. La variación en los precios de los activos, de los pasivos y de los derivados forma parte de esas fuentes de riesgo.
Por ejemplo, este es el riesgo al que se expone una empresa que importa sus insumos pagando en dólar para luego vender el producto final en moneda local. En caso de que esta se devalúe, esa compañía puede sufrir pérdidas que le impedirían cumplir con sus obligaciones financieras.
Esto mismo aplica para las innovaciones y los cambios en el mercado. Un ejemplo de ello es el sector comercial. Las empresas que han sido capaces de adaptarse al mercado digital para vender sus productos en línea han experimentado un incremento de sus ingresos. Mientras tanto, aquellas que se han resistido a estas transformaciones han perdido competitividad.
2. Riesgo de crédito o riesgo crediticio
En la administración de riesgos financieros, el riesgo de crédito tiene una importancia trascendental. Este riesgo se refiere a la posibilidad de que un acreedor no reciba el pago de un préstamo o de que lo reciba con atraso.
El riesgo de crédito es, entonces, una manera de determinar la capacidad que tiene un deudor de cumplir con sus obligaciones de pago.
Existen dos clases de riesgo de crédito: el minorista y el mayorista.
El primero alude al riesgo que se produce al financiar personas y pequeñas empresas, ya sea a través de hipotecas, tarjetas o cualquier otra forma de crédito.
El crédito mayorista, por su parte, se origina por las propias inversiones que hace la organización, ya sean ventas de activos financieros, fusión o adquisición de empresas.
El caso de las hipotecas subprime en Estados Unidos, que produjeron la crisis económica del 2008, explica cómo el riesgo de crédito se materializa cuando no se gestiona de forma adecuada.
Las hipotecas subprime eran créditos de alto riesgo, de intereses elevados, que se otorgaban a personas sin trabajo o que carecían de ingresos estables.
Los bancos empezaron a ampliar el perfil de los solicitantes de hipotecas estilo subprime con el fin de aumentar los ingresos. Sin embargo, como los solicitantes no podían pagar, la morosidad de las deudas aumentó.
Esta situación ocasionó la quiebra de miles de bancos en Estados Unidos y comprometió el buen nombre de algunos otros, como el banco JP Morgan Chase.
3. Riesgo de liquidez
La gestión del riesgo financiero debe prestarle atención a la liquidez de una empresa, pues toda organización debe asegurarse de que cuenta con el flujo de caja suficiente para saldar sus pendientes. Si no lo hace, puede malograr la confianza de los inversionistas.
El riesgo de liquidez consiste justamente en eso, en la posibilidad de que una empresa no consiga cumplir con sus compromisos. Una de las causas posibles es la mala gestión del flujo de caja.
Una compañía puede tener una cantidad significativa de patrimonio, pero al mismo tiempo un alto riesgo de liquidez. Esto se debe a que no puede convertir esos activos en dinero para subsanar sus gastos a corto plazo.
Los bienes raíces o los bonos, por ejemplo, son activos que pueden tardar mucho tiempo en transformarse en dinero. Por eso, es necesario que cada empresa verifique si tiene activos circulantes para saldar los compromisos a corto plazo.
4. Riesgo operacional
Por último, dentro de los tipos de riesgos financieros también está el riesgo operacional. Hay diferentes clases de riesgo operacional. Estos riesgos suceden por la falta de controles internos dentro de la empresa, fallas tecnológicas, mala administración, errores humanos o falta de capacitación de los empleados.
La consecuencia de este riesgo casi siempre desemboca en una pérdida financiera para la compañía.
El riesgo operacional es uno de los más difíciles de medir objetivamente. Para poder calcularlo de manera precisa, la empresa debió haber creado un histórico con los fallos de esta clase y reconocer la posible conexión entre ellos.
Estos riesgos pueden evitarse si se considera que un riesgo específico puede desencadenar otros tantos. Una máquina que se quiebra, por ejemplo, no implica solamente un gasto para repararla. También provoca pérdidas por haber interrumpido la producción, lo cual puede llevar a un atraso en las entregas del producto e incluso afectar la reputación de la empresa.
Grandes empresas como Intel o Facebook han sufrido importantes pérdidas económicas por no haber anticipado los riesgos operacionales. Así mismo, ha sucedido con varias de las entidades bancarias más grandes del mundo, como el Banco Riggs, el Banco Barings o el Crédit Lyonnais en Francia.
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En conclusión, los tipos de riesgos financieros son diferentes para cada empresa según las actividades que realice. Sin embargo, es fundamental que los riesgos potenciales se identifiquen y que se evalúe su impacto.
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