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Riesgo de conducta: cómo mitigarlo con tecnología y cultura

Hay un tipo de riesgo que no siempre se ve en los reportes financieros, pero puede causar pérdidas millonarias, dañar la reputación de una organización y abrir la puerta a la corrupción: hablamos del riesgo de conducta.

Este riesgo está presente cada vez que una persona toma una decisión en nombre de la empresa. No importa si esa persona está en el área comercial, legal, financiera o directiva. Todas las acciones humanas, dentro de una organización, pueden tener consecuencias éticas, legales o reputacionales.

Y lo más complejo: no siempre se trata de malas intenciones. Muchas veces, una conducta riesgosa nace por falta de controles, cultura organizacional débil o ausencia de incentivos adecuados. Entonces, ¿cómo se identifica este riesgo? ¿Cómo se mitiga? ¿Qué herramientas existen para hacerlo más fácil?

A lo largo del artículo encontrarás las respuestas a esas preguntas, basadas en el contenido de nuestro webinar con Erika Montaño y en las buenas prácticas de gestión de riesgos. Pero primero, pongamos las bases.

¿Qué es el riesgo de conducta?

El riesgo de conducta se refiere a la posibilidad de que las acciones, decisiones o comportamientos de empleados, directivos o terceros causen un impacto negativo en la organización.

Este impacto puede expresarse en pérdidas económicas, sanciones legales, pérdida de clientes, deterioro de la reputación o incluso afectación a terceros, como comunidades o aliados estratégicos.

En otras palabras, el riesgo de conducta está relacionado con cómo se comporta la gente dentro de la empresa, especialmente cuando representa sus intereses o actúa en su nombre.

Gobernanza y cultura organizacional: la base para gestionar el riesgo de conducta

Uno de los puntos centrales del webinar fue la importancia de la cultura organizacional y la gobernanza en la prevención del riesgo de conducta. Si la organización no tiene claros sus valores, misión, visión y principios éticos, difícilmente podrá alinear el comportamiento de su equipo.

Erika Montaño enfatizó que las decisiones (D) están influidas por los valores, la misión y visión (M+V+V) y se expresan en políticas, procesos, riesgos y controles (P+P+R+C).

Esto significa que mitigar el riesgo de conducta no es solo un tema de controles o auditorías, sino de fomentar un entorno donde las personas entiendan qué se espera de ellas y actúen de forma coherente.

Algunos elementos clave para lograrlo:

  • Códigos de ética claros y aplicables.

  • Programas de formación en conducta empresarial.

  • Líneas de reporte confidencial y sin represalias.

  • Liderazgo ejemplar desde los niveles más altos.

  • Evaluación constante del clima ético.

Hoy más que nunca, las organizaciones están bajo el escrutinio de clientes, autoridades, inversionistas y la sociedad en general. El comportamiento de sus colaboradores no es un asunto menor: es una fuente directa de valor o de riesgo.

La buena noticia es que este riesgo sí se puede gestionar, siempre que exista una combinación adecuada de cultura, liderazgo y tecnología.

Y ahí es donde entra Pirani. Un software que te permite pasar del discurso a la acción. Que te da visibilidad sobre lo que ocurre en tu organización. Que te ayuda a crear una cultura de riesgo sólida y coherente.

Mira aquí las memorias de nuestro webinar 

 

 

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