Durante el webinar “Transformando la auditoría interna en tiempos de cambio” con Pablo Camacho, quedó en evidencia que el papel de esta función ha cambiado drásticamente. Antes, auditar era revisar documentos, encontrar fallas y entregar un informe. Hoy, en un entorno empresarial tan volátil, esa visión ya no es suficiente.
Uno de los ejemplos más potentes que se compartió fue el de una organización que, tras un recorte de personal aparentemente inofensivo, comenzó a sufrir efectos negativos en su operación y estrategia durante años. La auditoría interna pudo haber anticipado esos impactos y propuesto ajustes para evitarlos. Ese caso resume la esencia del cambio: la auditoría no es solo para encontrar problemas del pasado, sino para anticipar riesgos y proteger el futuro, como lo dice Pablo en su exposición.
Este artículo recoge los 10 aprendizajes más relevantes del webinar, con explicaciones y ejemplos prácticos que puedes aplicar para que tu función de auditoría interna se convierta en un verdadero motor de valor en la organización.
En su concepción moderna, la auditoría interna es una herramienta estratégica. No se limita a custodiar activos o revisar cumplimiento normativo; se integra con la gestión de riesgos (Enterprise Risk Management – ERM), se enfoca en decisiones que afectan directamente la estrategia y colabora con la alta dirección para impulsar mejoras que generen resultados concretos.
En el pasado, el éxito de la auditoría se medía por el número de hallazgos detectados o por la capacidad de prevenir fraudes y pérdidas. Aunque estas funciones siguen siendo importantes, hoy se espera mucho más: que la auditoría influya en el crecimiento, la eficiencia y la reputación de la empresa.
En el webinar, se explicó cómo una auditoría estratégica puede identificar oportunidades para:
El cambio es mental: dejar de ver la auditoría como un mecanismo de defensa y adoptarla como un motor de creación de valor, capaz de impulsar proyectos que generen beneficios medibles para la organización.
Uno de los errores más comunes es invertir tiempo y recursos en auditar áreas que no tienen un impacto significativo en los objetivos estratégicos. El uso del Enterprise Risk Management permite cambiar eso: al integrar la evaluación de riesgos en la planificación de la auditoría, se logra un enfoque mucho más preciso.
En la charla, se resaltó que definir el universo auditable en función de los riesgos estratégicos ayuda a:
Este enfoque no solo mejora la efectividad de la auditoría, sino que también aumenta la relevancia del área frente a la alta dirección, ya que sus recomendaciones se alinean con las prioridades reales de la organización.
En muchas organizaciones, la auditoría interna se percibe como un “policía” que llega a señalar lo que está mal. El webinar dejó claro que, para ser verdaderamente influyente, el auditor debe evolucionar a un rol de asesor de confianza.
Esto implica desarrollar dos tipos de habilidades:
Un auditor que se gana la confianza de la alta dirección no solo entrega hallazgos, sino que explica su impacto en el negocio y propone soluciones viables. De esta forma, la auditoría deja de ser vista como un proceso correctivo para convertirse en un socio estratégico que contribuye a tomar decisiones más acertadas.
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El riesgo no es estático. Lo que era aceptable hace un año puede ser inaceptable hoy. Por eso, la auditoría interna debe tener la capacidad de detectar riesgos emergentes y verificar si la organización mantiene la tolerancia adecuada frente a ellos.
En el webinar se comentó que muchas empresas aún realizan evaluaciones de riesgos de forma anual, lo que deja brechas importantes. El consejo fue claro: para los riesgos más relevantes, la revisión debe ser mucho más frecuente, incluso cada seis meses.
Este enfoque proactivo permite:
La clave está en que la auditoría no solo reaccione ante incidentes, sino que se adelante a ellos con información actualizada y análisis constante.
Una creencia común es que más controles significan más seguridad, pero el webinar dejó claro que esto no siempre es cierto. Un exceso de controles puede generar fricciones operativas, retrasos innecesarios y, en algunos casos, incluso desincentivar la productividad.
El enfoque más efectivo es ubicar los controles en los puntos donde realmente mitigan los riesgos críticos. Esto requiere mapear procesos de forma detallada, desde el nivel macro hasta tareas y subprocesos, para identificar dónde un fallo tendría mayor impacto en los objetivos estratégicos.
En la práctica, esto significa:
Este cambio de mentalidad no solo optimiza la gestión de riesgos, sino que también mejora la relación entre el área auditada y la auditoría interna, ya que los controles se perciben como herramientas útiles, no como trabas innecesarias.
El webinar subrayó que la auditoría interna no debe limitarse a verificar si existe un plan de continuidad del negocio, sino evaluar la capacidad real de la organización para enfrentar una crisis y recuperarse de ella.
Esto implica revisar aspectos como:
En muchos casos, los planes existen solo en papel y no han sido probados en simulaciones. Una auditoría efectiva puede detectar estas debilidades y recomendar pruebas periódicas para asegurar que, cuando ocurra un incidente, la respuesta sea rápida, coordinada y eficaz.
Medir la resiliencia no es solo un ejercicio de control, es una inversión en la estabilidad y reputación a largo plazo de la organización.
En el webinar se habló de la importancia de que la auditoría interna no se conforme con “cumplir” su función, sino que busque mejorar continuamente. Para lograrlo, una de las herramientas más útiles es el modelo de madurez.
Un modelo de madurez permite evaluar en qué nivel se encuentra el área de auditoría en aspectos como:
A partir de esa evaluación, es posible trazar un plan de mejora con objetivos claros, como implementar auditorías basadas en riesgos, aumentar la automatización o fortalecer la relación con la alta dirección.
El mensaje fue claro: medir es el primer paso para mejorar, y una auditoría que evoluciona constantemente aumenta su relevancia y credibilidad dentro de la organización.
Un hallazgo de auditoría, por importante que sea, pierde impacto si no se comunica de forma efectiva. En el webinar se destacó que la alta dirección necesita información clara, visual y accionable, no reportes extensos llenos de tecnicismos.
Las mejores prácticas incluyen:
Este enfoque no solo facilita la comprensión, sino que también acelera la toma de decisiones y demuestra que la auditoría interna entiende las prioridades de la organización.
La transformación digital también está cambiando la auditoría interna. En el webinar se destacó que herramientas como la analítica de datos, la automatización de procesos robóticos (RPA) y la inteligencia artificial (IA) permiten pasar de auditorías periódicas a un monitoreo continuo.
Esto significa que ya no es necesario esperar a la siguiente auditoría programada para detectar un problema: los datos pueden alertar de anomalías o riesgos en el momento en que ocurren.
Los beneficios de este enfoque incluyen:
Sin embargo, también se hizo una advertencia: depender demasiado de la tecnología puede generar una pérdida de pensamiento crítico. El auditor debe seguir interpretando y validando la información antes de tomar decisiones.
Uno de los mensajes más inspiradores del webinar fue que la auditoría interna no debe limitarse a encontrar riesgos para eliminarlos, sino también identificar oportunidades para asumir riesgos de forma controlada.
Esto puede significar:
Esta mentalidad convierte a la auditoría en un aliado del crecimiento, ayudando a la organización a avanzar con seguridad, en lugar de frenar iniciativas por miedo al riesgo.
Todo lo que exploramos en el webinar “Transformando la auditoría interna en tiempos de cambio” tiene un punto en común: para que la auditoría interna pase de ser un mecanismo de control a un aliado estratégico, necesita tres cosas: visibilidad, priorización y agilidad.
Ahí es donde Pirani se convierte en el socio que estabas buscando.
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Imagina que cada uno de los aprendizajes que revisamos en este artículo —desde colocar controles donde importan, hasta identificar oportunidades estratégicas— se implementa de manera ágil y coordinada en tu organización. Con Pirani, esto deja de ser una meta a largo plazo y se convierte en un cambio tangible desde el primer mes.
La auditoría interna no tiene que ser un proceso lento, reactivo y visto como un obstáculo. Con Pirani, la transformas en un acelerador del crecimiento y la resiliencia de tu empresa.
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