El 6 de octubre de 2025 comenzó a operar oficialmente Bre-B, el nuevo sistema de pagos inmediatos de Colombia desarrollado por el Banco de la República. Este servicio permite que transferencias y pagos entre personas, empresas o comercios se realicen en cuestión de segundos, sin importar si el dinero proviene de un banco, una cooperativa o una billetera digital.
Bre-B representa un paso importante hacia la interoperabilidad y la modernización del sistema financiero colombiano. Con él, el país se integra a la tendencia mundial de los pagos en tiempo real, una infraestructura que ya ha demostrado su impacto en economías como India, Brasil, México o Reino Unido.
Sin embargo, este avance tecnológico trae consigo nuevos retos: el aumento en la exposición a riesgos operacionales, tecnológicos y de fraude, que deben ser gestionados con mecanismos más ágiles y automatizados.
¿Qué es Bre-B?
Bre-B es el nuevo sistema de pagos inmediatos de Colombia, desarrollado por el Banco de la República con el objetivo de modernizar la infraestructura financiera del país y promover la interoperabilidad entre todos los actores del sistema: bancos, cooperativas financieras y billeteras digitales. A través de Bre-B, las transferencias y pagos se ejecutan en segundos, de forma segura e irrevocable, eliminando las demoras propias de los procesos de compensación tradicionales.
Durante las últimas décadas, Colombia ha construido una infraestructura financiera sólida, centrada en el Sistema de Cuentas de Depósito (CUD), que funciona como el eje para la liquidación de operaciones de alto valor.
A su alrededor operan sistemas complementarios como ACH Colombia y ACH Cenit, que procesan pagos y transferencias electrónicas, así como las redes de tarjetas Credibanco, Redeban y ATH, responsables de millones de transacciones de bajo valor
Estos sistemas han garantizado estabilidad y confianza, pero bajo un modelo de compensación diferida. En él, las operaciones se procesan por lotes y se liquidan en horarios específicos, lo que genera tiempos de espera que pueden ir desde minutos hasta horas.
Bre-B transforma ese esquema hacia uno de liquidación inmediata, donde las transferencias se ejecutan en tiempo real y de forma irrevocable. Esto mejora la eficiencia, pero también exige un nuevo enfoque en la gestión de riesgos, ya que reduce la ventana de tiempo disponible para detectar errores o fraudes antes de la liquidación.
El caso colombiano se enmarca dentro de un proceso global de modernización de los sistemas de pago. Varios países han implementado esquemas similares con resultados que ofrecen lecciones valiosas:
Bre-B adopta varias de estas buenas prácticas, adaptándolas al contexto colombiano. Su diseño se basa en un enfoque de seguridad multicapa, que abarca autenticación robusta, validación del receptor antes del envío, gestión segura de llaves (alias) y mecanismos de suspensión temporal en caso de operaciones sospechosas
La entrada en operación de Bre-B transforma la estructura del sistema de pagos colombiano y, con ello, los tipos de riesgo que enfrentan las entidades financieras.
Aunque el sistema está diseñado bajo los más altos estándares de seguridad y supervisión, su naturaleza inmediata introduce nuevos desafíos en la gestión y respuesta ante eventos operativos, tecnológicos y de fraude.
El Banco de la República y la Superintendencia Financiera han señalado que la seguridad en los pagos inmediatos debe gestionarse bajo un enfoque preventivo, donde cada entidad adapte sus procesos internos a la dinámica de las transacciones en segundos.
A continuación, se detallan los principales tipos de riesgo asociados al funcionamiento de Bre-B y las implicaciones que pueden tener para el sector.
El cambio de un esquema de compensación diferida a uno de liquidación inmediata reduce los tiempos disponibles para detectar inconsistencias o errores.
Esto incrementa la sensibilidad del sistema ante fallas en los procesos de conciliación, validación de datos, enrutamiento o ejecución de pagos.
En un entorno de pagos inmediatos, un error que antes podía corregirse antes del cierre del día ahora puede concretarse en segundos y volverse irrevocable. Por ello, la gestión del riesgo operativo debe reforzarse con:
La experiencia internacional muestra que los países que adoptaron sistemas similares (como FedNow en Estados Unidos o NPP en Australia) fortalecieron los mecanismos de respaldo y replicación de datos, así como las pruebas de contingencia en tiempo real.
La interoperabilidad es una de las mayores ventajas de Bre-B, pero también amplía la superficie de exposición tecnológica.
Cada transferencia involucra múltiples actores —entidades financieras, proveedores de servicios de pago, procesadores y sistemas del Banco de la República— conectados mediante APIs y canales de comunicación cifrados.
Cualquier falla o vulnerabilidad en uno de estos puntos puede tener un impacto sistémico.
Por eso, las entidades deben asegurar:
El documento Análisis del Ecosistema de Pagos y su Seguridad del Banco de la República subraya que la fortaleza tecnológica debe evaluarse no solo en infraestructura, sino también en la capacidad de respuesta coordinada entre los diferentes participantes del sistema
El riesgo de fraude se intensifica con la inmediatez e irrevocabilidad de las transacciones.
Una vez ejecutado el pago, los fondos quedan disponibles de inmediato, lo que reduce las posibilidades de reversión. Esto requiere controles más preventivos que correctivos.
Entre los escenarios de riesgo más frecuentes se encuentran:
El Banco de la República ha propuesto un conjunto de medidas preventivas que incluyen:
Estas medidas buscan equilibrar agilidad y seguridad, asegurando que los pagos inmediatos mantengan la confianza del público.
Los incidentes de fraude o interrupciones en sistemas de pago tienen un impacto directo en la percepción pública de las entidades.
En un entorno donde las transferencias ocurren en segundos, la respuesta ante fallas o demoras debe ser igual de rápida.
Una gestión inadecuada de incidentes puede derivar en pérdida de confianza del cliente, sanciones regulatorias o incluso contagio reputacional hacia otras instituciones del ecosistema.
Por ello, la comunicación transparente, la trazabilidad de incidentes y la documentación oportuna de los eventos son elementos esenciales dentro del sistema de gestión de riesgos.
Bre-B incorpora la obligación de mantener la trazabilidad completa de cada operación, incluyendo origen, destino y autenticación del usuario.
Esto refuerza el cumplimiento de las normas de prevención de lavado de activos y financiación del terrorismo (LA/FT), pero también implica un volumen mucho mayor de datos que deben gestionarse y resguardarse de forma segura.
Las entidades deben actualizar sus matrices de riesgo de cumplimiento, integrar alertas automáticas y asegurar que los reportes ante la UIAF se generen sin afectar la disponibilidad del sistema.
A nivel regulatorio, esto supone un cambio hacia una vigilancia continua, en lugar de controles ex post.
La aparición de Bre-B, por tanto, no solo representa un avance tecnológico, sino una reconfiguración integral de los riesgos del sistema financiero colombiano.
Cada institución, desde los bancos tradicionales hasta las fintechs, debe adaptar su modelo de gobierno, controles y cultura de riesgo para operar de manera segura en un entorno de pagos inmediatos.
La implementación de Bre-B implica un cambio profundo en la forma en que las entidades financieras gestionan el riesgo.
Hasta ahora, la mayoría de los sistemas de pago en Colombia funcionaban con ventanas de tiempo amplias que permitían validar operaciones, ejecutar conciliaciones o corregir inconsistencias antes de la liquidación definitiva.
Con los pagos inmediatos, ese margen se reduce a segundos. En consecuencia, los modelos tradicionales de gestión de riesgos deben transformarse para responder con la misma inmediatez que el sistema exige.
El primer paso para adaptar la gestión del riesgo es incorporar las operaciones relacionadas con Bre-B dentro del mapa de procesos críticos de cada entidad.
Esto significa identificar los puntos del flujo operativo donde una interrupción o error podría generar un impacto significativo en la disponibilidad del servicio o en la confianza del cliente.
Entre estos procesos se incluyen:
El objetivo es que estos procesos sean gestionados con el mismo rigor que los de pagos de alto valor o servicios esenciales, integrando indicadores de desempeño y continuidad en las matrices de riesgo operativo.
La velocidad de Bre-B obliga a que los controles no dependan de revisiones manuales ni de validaciones ex post.
Los controles deben ser automáticos, preventivos y monitoreados en tiempo real.
Esto incluye desde mecanismos de autenticación reforzada hasta sistemas de detección de anomalías basados en patrones de comportamiento.
Algunos controles recomendados:
Estos mecanismos fortalecen la capacidad de respuesta ante fraudes o errores, sin afectar la experiencia del usuario ni el flujo operativo.
En un sistema donde las operaciones son constantes y en tiempo real, cualquier interrupción —por mantenimiento, error técnico o ciberincidente— puede tener efectos inmediatos sobre miles de usuarios.
Por ello, los planes de continuidad operativa y recuperación ante desastres adquieren un rol central.
El Banco de la República ha enfatizado la necesidad de contar con:
Estas prácticas ya son estándar en otros sistemas internacionales como FedNow (EE. UU.) y el NPP australiano, donde la resiliencia operativa se evalúa con pruebas periódicas de recuperación en vivo.
La adaptación a Bre-B no depende únicamente de la tecnología.
También requiere fortalecer la cultura organizacional frente al riesgo operativo y tecnológico.
Las áreas de cumplimiento, tecnología y negocio deben trabajar de manera coordinada para compartir información sobre incidentes, indicadores y controles.
Algunos elementos esenciales son:
La gestión de riesgos, en este contexto, deja de ser un proceso reactivo para convertirse en un sistema de anticipación y respuesta temprana, alineado con la dinámica de los pagos inmediatos.
La implementación de Bre-B también ofrece una oportunidad para que las entidades revisen el nivel de madurez de sus modelos de gestión de riesgos.
Esto incluye evaluar:
Un modelo de gestión maduro no solo identifica y controla riesgos, sino que genera valor: reduce pérdidas operativas, fortalece la confianza del cliente y mejora la percepción ante los entes reguladores.
El cambio hacia los pagos inmediatos, cuando se gestiona de forma segura, tiene efectos positivos en la productividad, en la relación con los clientes y en la estabilidad del sistema.
Uno de los beneficios más relevantes de Bre-B es la reducción de los tiempos de liquidación y conciliación.
Las transferencias interbancarias que antes tomaban horas o incluso días, ahora se ejecutan en segundos.
Esto optimiza el flujo de caja de empresas, entidades públicas y comercios, y mejora la administración de liquidez en todo el sistema.
Para las entidades financieras, la automatización de los procesos de pago también implica una disminución de costos operativos.
La reducción de reprocesos y de tareas manuales en conciliaciones libera recursos que pueden destinarse a otras áreas, como la analítica de datos o la innovación en productos.
Además, al disminuir los tiempos de respuesta ante incidentes y fraudes, se fortalece la continuidad del negocio, una métrica que los reguladores y las calificadoras de riesgo observan con atención.
El diseño abierto e interoperable de Bre-B fomenta la competencia entre bancos, fintechs y cooperativas financieras.
Cualquier entidad participante puede ofrecer servicios basados en el sistema, lo que impulsa la creación de nuevas soluciones de valor agregado: pagos empresariales instantáneos, transferencias transfronterizas simplificadas o integraciones con plataformas de comercio electrónico.
En este contexto, la gestión de riesgos se convierte en un habilitador de la innovación.
Un modelo robusto, con controles automatizados y trazabilidad, permite a las entidades asumir nuevos desarrollos con confianza y sin comprometer la seguridad.
Los sistemas internacionales de pago inmediato han demostrado este efecto. En India, por ejemplo, la interoperabilidad del sistema UPI dio origen a miles de servicios complementarios en billeteras digitales, microcréditos y seguros.
En Brasil, el ecosistema PIX impulsó la digitalización de pequeñas y medianas empresas, al reducir las barreras de entrada para recibir pagos electrónicos.
Colombia tiene la oportunidad de replicar esos resultados con una base tecnológica más sólida y con marcos regulatorios ya actualizados.
Uno de los principales impactos esperados de Bre-B es el fortalecimiento de la confianza en los servicios financieros digitales.
El sistema está diseñado para operar bajo principios de seguridad, trazabilidad y transparencia, lo que contribuye a consolidar una percepción positiva tanto en los usuarios como en los entes reguladores.
Para los clientes, la experiencia de recibir una transferencia en segundos y con validación visible del receptor refuerza la sensación de control y seguridad.
Para los reguladores, la disponibilidad de información estructurada y trazable sobre cada operación facilita la supervisión y el análisis de riesgos sistémicos.
Desde la perspectiva reputacional, la implementación exitosa de Bre-B permitirá a las entidades posicionarse como actores confiables dentro del nuevo ecosistema digital.
Aquellas que integren buenas prácticas de gestión de riesgos, ciberseguridad y atención al usuario podrán diferenciarse en un entorno cada vez más competitivo.
Los sistemas de pago inmediatos también contribuyen a reducir la dependencia del efectivo y a ampliar la inclusión financiera.
En un país donde una parte importante de la población aún opera fuera del sistema bancario, la posibilidad de realizar transacciones en segundos, desde un teléfono móvil, es un incentivo claro para ingresar al circuito financiero formal.
Según el Banco de la República, el uso de códigos QR interoperables y llaves únicas de usuario permitirá que pequeños comercios y trabajadores independientes reciban pagos electrónicos sin necesidad de infraestructura adicional
Esto tiene implicaciones directas en la reducción de costos de transacción, en la trazabilidad del dinero y en la ampliación de la base tributaria.
Finalmente, Bre-B impulsa una evolución en la función de gestión de riesgos dentro de las entidades financieras.
Los equipos de riesgo dejan de ser actores exclusivamente de control para convertirse en aliados estratégicos del negocio, participando en el diseño de nuevos productos, procesos y canales.
La capacidad de anticipación se convierte en un diferenciador competitivo: las entidades que gestionen adecuadamente la exposición derivada de los pagos inmediatos podrán crecer con seguridad y adaptarse con rapidez a las nuevas exigencias regulatorias.
La dinámica de los pagos inmediatos impone una exigencia que las metodologías tradicionales de gestión de riesgos no pueden cumplir por sí solas: la necesidad de responder en tiempo real.
En este entorno, las herramientas tecnológicas se convierten en el soporte principal para mantener la estabilidad operativa y garantizar el cumplimiento regulatorio.
Los sistemas de gestión de riesgos modernos permiten automatizar procesos, consolidar información proveniente de distintas áreas y generar alertas tempranas frente a comportamientos inusuales.
En el contexto de Bre-B, esto incluye desde la identificación de incidentes en los flujos de pago hasta la actualización continua de matrices de riesgo operativo y tecnológico.
Entre las funcionalidades más relevantes que aportan los software especializados se encuentran:
En sistemas de pago como Bre-B, donde las transacciones se procesan sin pausas, la capacidad de visualizar y gestionar el riesgo minuto a minuto puede marcar la diferencia entre un evento controlado y una pérdida significativa.
El software, en este sentido, se convierte en una extensión del sistema de control interno de las entidades.
En el caso de Colombia, soluciones como Pirani ofrecen un enfoque integral para acompañar esta transición hacia la gestión de riesgos en tiempo real.
A través de su plataforma, las entidades financieras pueden centralizar y automatizar las actividades de monitoreo, control y reporte vinculadas al nuevo ecosistema de pagos.
El uso de Pirani ha demostrado resultados medibles en la operación de sus clientes:
Estos indicadores reflejan la importancia de contar con herramientas que integren tecnología, trazabilidad y gobernanza.
Para los actores del sistema financiero, adoptar soluciones de este tipo no solo optimiza los procesos, sino que fortalece la capacidad institucional frente a las exigencias del nuevo entorno regulatorio y operativo.
Bre-B marca el inicio de una nueva etapa para el sistema financiero colombiano.
La interoperabilidad y la inmediatez que ofrece transforman la forma en que se realizan los pagos, pero también redefinen los riesgos y las responsabilidades de las entidades participantes.
Los desafíos más relevantes —como la prevención del fraude, la ciberseguridad, la continuidad operativa y el cumplimiento normativo— demandan una gestión más ágil, integrada y basada en información oportuna.
Cada entidad deberá fortalecer su infraestructura tecnológica, revisar sus procesos críticos y consolidar una cultura organizacional orientada al riesgo.
Sin embargo, esta transformación también abre oportunidades: mejora la eficiencia, fomenta la innovación y fortalece la confianza en el sistema financiero.
El equilibrio entre velocidad y seguridad será el eje que determine el éxito del nuevo ecosistema de pagos.
En este escenario, contar con una plataforma especializada en gestión de riesgos como Pirani permite a las instituciones adaptarse con rapidez, proteger sus operaciones y mantener la confianza de sus clientes.
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